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Fin de Gira en Vitoria

Poco antes de las doce del 30 de Diciembre, con un “Saludos a todos y en especial a mi amigo Kutxi, que anda por ahí” comenzaron las dos horas y veinte minutos de Fito y Fitipaldis en Vitoria-Gasteiz.

Como en casi todos los conciertos de la gira “Lo más lejos a tu lado”, el artista nos invitó a entrar en calor versionando a Los Secretos con un cañero “Quiero beber hasta perder el control”. Luego, con “La casa por el tejado” consiguió hacer saltar a todo el público que abarrotaba la carpa de Mendizabala. Y es que, entre aquella multitud se encontraba gente de todo tipo. Sin ir más lejos, a mi izquierda cantaban un par de puretas, un poco más allá un par de abuelos movían la cabeza al ritmo de la música y detrás de mí, unas adolescentes pedían un entrañable “Soldadito marinero”. En fin, un popurrí de gente que sólo pueden reunir artistas con una carrera tan dilatada como estos bilbotarras.

Más tarde, nos rescató de “A puerta Cerrada” el tema “Trozos de cristal”. Antes de un divertido “Barra americana” comentó su nerviosismo por tratarse del primer concierto de la gira. La verdad es que el líder de la banda estuvo bastante graciosillo. Además de cantar, saltar y bailar, Fito nos hizo reír un montón.

Los de Bilbao siguieron con un “Un buen castigo” y “A la luna se le ve el ombligo”. Después, Batiz (guitarra) y Fito se sentaron cada uno en un bafle y comenzaron a deleitarnos con un punteo flamenco que derivó en un homenaje a los andaluces Ketama con un bailadísimo “Ahora que estamos tan a gustito”. Al flamenco le siguió el rock. Batiz y Fito comenzaron con una de sus improvisaciones de guitarra que tanto color dan a sus conciertos. Luego, “Estrella del rock’n’roll”, “Siempre estoy soñando” y la mítica “Rojitas las orejas”, quizás, la más coreada de toda la noche.

Antes de la versión formal de “Whisky barato” que tocó más adelante, el bilbotarra se atrevió a versionar las primeras estrofas con las manos en jarras y a ritmo de jota.

Destacó el saxo en “Como un animal” y para sorpresa de los que hemos seguido parte de la gira, pudimos escuchar “Las nubes de tu pelo” junto al comentario “Es la primera vez que la toco en toda la gira, y no me la sé bien, se ha notado, ¿no?” Más risas.

En un momento, Fito Cabrales se quedó sólo en el escenario, se apagaron la mayoría de los focos, y nos regaló veinte minutos de acústica íntima. Después, un “Para toda la vida” que fue ganando fuerza a medida que avanzaba la canción.

A lo largo del concierto, el líder de los Fitipaldis fue haciendo referencia a Kutxi, cantante de Marea y amigo de Fito, que se encontraba entre el público. A ratos, tarareaba estrofas de “Pan duro” de “Besos de perro”, el penúltimo disco de los navarros. Tras uno de estos tarareos y un “¡¡Kutxi!! Si te da tiempo sube a cantar conmigo” comenzó la canción de las adolescentes que estaban detrás de mí. A medio tema, Kutxi Romero, con una camisa a cuadros y la cara prácticamente cubierta, llegó para cantar, con la voz ronca que le caracteriza, la segunda estrofa. Y luego un estribillo a dos voces, todo un lujo para los asistentes.

Un animado “No tengo nada que decir”, acompañado por el virtuoso que tocaba la armónica en Hush, fue uno de los momentos de la noche. Luego, se pudo volver a escuchar “Quiero beber hasta perder el control” y un “Corazón oxidado” para terminar, que comenzó tímido y culminó en un final lleno de rock y confeti que se lanzó a las primeras filas.

Así cerraron Fito y Fitipaldis su gira “Lo más lejos a tu lado”. En un concierto abarrotado, y con un sistema de organización que desesperó a muchos de los que asistimos. El sistema de usar tickets para comprar la bebida en las barras cansa. Y más en un lugar tan lleno de gente. Demasiada gente, demasiada sed y hambre para un par de mini casetas en las que se podían comprar los tickets. Mal pensado. La realización, en cambió, funcionó. Los cámaras estuvieron muy acertados, ofreciendo a los de las últimas filas un concierto detallado a través de dos pantallas gigantes.

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