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Estíbaliz

Teloneros de lujo: HUSH

Antes de que los bizkaitarras Fito y Fitipaldis comenzaran con el concierto final de su gira, todos los que entramos puntuales a la carpa de Mendizabala, tuvimos ocasión de escuchar a Hush. La banda madrileña, formada por Tomás (guitarra), David (Bajo), Juanjo (batería) y Diego (voz) nos ofreció más de una hora de buena música. Destacó el invitado que tocaba la armónica, un auténtico maestro que se ganó al público. La música de este chico encajó a la perfección con el new metal (tal y como lo denominan ellos) de Hush. Y es que se nota que esta banda lleva más de diez años tocando. Un concierto limpio, con mucha guitarra que, aunque cojeó en algunos temas, quedó arreglado con el misticismo y sofisticación que le dio el chico de la armónica (se nota que me impactó, ¿no?).

Fin de Gira en Vitoria

Poco antes de las doce del 30 de Diciembre, con un “Saludos a todos y en especial a mi amigo Kutxi, que anda por ahí” comenzaron las dos horas y veinte minutos de Fito y Fitipaldis en Vitoria-Gasteiz.

Como en casi todos los conciertos de la gira “Lo más lejos a tu lado”, el artista nos invitó a entrar en calor versionando a Los Secretos con un cañero “Quiero beber hasta perder el control”. Luego, con “La casa por el tejado” consiguió hacer saltar a todo el público que abarrotaba la carpa de Mendizabala. Y es que, entre aquella multitud se encontraba gente de todo tipo. Sin ir más lejos, a mi izquierda cantaban un par de puretas, un poco más allá un par de abuelos movían la cabeza al ritmo de la música y detrás de mí, unas adolescentes pedían un entrañable “Soldadito marinero”. En fin, un popurrí de gente que sólo pueden reunir artistas con una carrera tan dilatada como estos bilbotarras.

Más tarde, nos rescató de “A puerta Cerrada” el tema “Trozos de cristal”. Antes de un divertido “Barra americana” comentó su nerviosismo por tratarse del primer concierto de la gira. La verdad es que el líder de la banda estuvo bastante graciosillo. Además de cantar, saltar y bailar, Fito nos hizo reír un montón.

Los de Bilbao siguieron con un “Un buen castigo” y “A la luna se le ve el ombligo”. Después, Batiz (guitarra) y Fito se sentaron cada uno en un bafle y comenzaron a deleitarnos con un punteo flamenco que derivó en un homenaje a los andaluces Ketama con un bailadísimo “Ahora que estamos tan a gustito”. Al flamenco le siguió el rock. Batiz y Fito comenzaron con una de sus improvisaciones de guitarra que tanto color dan a sus conciertos. Luego, “Estrella del rock’n’roll”, “Siempre estoy soñando” y la mítica “Rojitas las orejas”, quizás, la más coreada de toda la noche.

Antes de la versión formal de “Whisky barato” que tocó más adelante, el bilbotarra se atrevió a versionar las primeras estrofas con las manos en jarras y a ritmo de jota.

Destacó el saxo en “Como un animal” y para sorpresa de los que hemos seguido parte de la gira, pudimos escuchar “Las nubes de tu pelo” junto al comentario “Es la primera vez que la toco en toda la gira, y no me la sé bien, se ha notado, ¿no?” Más risas.

En un momento, Fito Cabrales se quedó sólo en el escenario, se apagaron la mayoría de los focos, y nos regaló veinte minutos de acústica íntima. Después, un “Para toda la vida” que fue ganando fuerza a medida que avanzaba la canción.

A lo largo del concierto, el líder de los Fitipaldis fue haciendo referencia a Kutxi, cantante de Marea y amigo de Fito, que se encontraba entre el público. A ratos, tarareaba estrofas de “Pan duro” de “Besos de perro”, el penúltimo disco de los navarros. Tras uno de estos tarareos y un “¡¡Kutxi!! Si te da tiempo sube a cantar conmigo” comenzó la canción de las adolescentes que estaban detrás de mí. A medio tema, Kutxi Romero, con una camisa a cuadros y la cara prácticamente cubierta, llegó para cantar, con la voz ronca que le caracteriza, la segunda estrofa. Y luego un estribillo a dos voces, todo un lujo para los asistentes.

Un animado “No tengo nada que decir”, acompañado por el virtuoso que tocaba la armónica en Hush, fue uno de los momentos de la noche. Luego, se pudo volver a escuchar “Quiero beber hasta perder el control” y un “Corazón oxidado” para terminar, que comenzó tímido y culminó en un final lleno de rock y confeti que se lanzó a las primeras filas.

Así cerraron Fito y Fitipaldis su gira “Lo más lejos a tu lado”. En un concierto abarrotado, y con un sistema de organización que desesperó a muchos de los que asistimos. El sistema de usar tickets para comprar la bebida en las barras cansa. Y más en un lugar tan lleno de gente. Demasiada gente, demasiada sed y hambre para un par de mini casetas en las que se podían comprar los tickets. Mal pensado. La realización, en cambió, funcionó. Los cámaras estuvieron muy acertados, ofreciendo a los de las últimas filas un concierto detallado a través de dos pantallas gigantes.

ARTSAIA, sala universitaria?????

Hace un par d semanas que la sala Artsaia se estrenó como escenario de los jueves universitarios pamplonicas. El pasado jueves 21 de Octubre se celebró la primera fiesta-concierto con la actuación de Eureka, Smoking Kills y un grupo de percusionistas que enlazó el primer con cierto con el segundo.

A la sala le faltó mucho para llenarse y eso que la entrada era gratuíta, pero parece que la música universitariay la distancia no pueden competir con unos bailables en la Trave. La verdad, una pena, porque sólo fue gente lo que le faltó a aquella noche. Los grupos sonaban bien y la bebida no era cara, pero se echó muy en falta el ambiente. A eso de las 2:00 en la sala sólo quedaban unas 20 personas y lo que prometía ser una gran fiesta tras los conciertos se quedó en nada. De todas maneras, el bajo volumen al que sonaba la música tampoco invitaba a bailar.

Desde mi punto de vista la noche necesitó un par de autobuses a cuenta del local. Si quieren realmente ser un escenario típico de los jueves por la noche necesitan ofrecer accesibilidad. Tienen el precio, el local y la música, sólo necesitan ponerlo a los pies del estudiante, y esto se consigue con un autobús. Si no, no conseguirán ganar terreno a locales tan populares los jueves como Los Portales o el Blue Shadow.

ExTreMoDURO

extremoduro en conciertoTodo el que estuvo en el concierto de Extremoduro el 23 de Octubre en San Sebastián opinará lo mismo que yo: los extremeños sonaron en Dolby Sorround. El rock con el que nos deleitó el grupo sonó con una acústica increíble, haciendo parecer que el guitarreo macarra y suburbano de Roberto Iniesta y los suyos brotaba de todos los rincones del Velódromo de Anoeta. Quizá fuera la acústica del recinto, pero tantos años de historia en el panorama roquero nacional también tuvieron mucho que ver. La banda de Plasencia demostró que el tiempo les ha convertido en unos auténticos virtuosos del rock.

Todos los grupos cuentan con seguidores, que podríamos clasificar en nuevo fan, fan medio y muy fan, por ejemplo. Si el concierto de Extremoduro estuvo dedicado a uno de estos tipos de seguidores, sin duda fue al grupo de los muy fans. El Robe sacó del baúl de los discos olvidados letras que algunos casi ni recordaban. Aunque también dio un repaso a su último disco y recopilatorio“Grandes éxitos y fracasos: episodio primero”, no dejó mudas canciones de álbumes como "Somos todos unos animales", "¿Dónde están mis amigos?" o "Agila".

El concierto, dividido en dos partes para que los extremeños se recuperaran, duró alrededor de las dos horas. Dos horas adornadas con más de veinticinco canciones y un aplaudido bis que secundó la opinión de los asistentes al concierto. Con un "Ama, ama y ensancha el alma" con un final en euskera (“Maitatu, maitatu eta arima zabaldu”) el Robe se despidió con un “hasta siempre” de todos los donostiarras. Luego, más aplausos y reverencias del grupo en medio del escenario, muy teatral.

Y como caracteriza a este gran poeta de fin del siglo XX, su atuendo no pasó desapercibido: una falda plisada y el pecho descubierto dieron un aire aún más macarra a toda la poesía que sonó con notas de rock el 23 de octubre de 2004.

FiTo Y FiTipaldis

¿Dónde se ha quedado eso de conectar con el público? Parece que Adolfo Cabrales, alias Fito, la conexión se la dejó en algún concierto anterior, porque el pasado 8 de Octubre se echó mucho de menos en el Pabellón Anaitasuna.

El concierto que Fito y los Fitipaldis ofrecieron en Pamplona duró algo más de dos horas. Durante ellas pudimos disfrutar de toda la calidad que caracteriza al grupo, representada en todos sus temas de "Los Sueños Locos", "A Puerta Cerrada" y su último disco," Lo Más Lejos A Tu Lado". Además, pudimos escuchar una acertada versión de una mítica "Voy a beber hasta perder el control", con la que arrancó el concierto y animó al público a cantar.

Pero en ese punto comenzó y se acabó la energía que debería haber fluído entre el escenario y la zona del público. Esto no quiere decir que el público no coreara letras de temas como "Rojitas las Orejas" o "La casa por el tejado", pero no hubo "feeling". Fito se dirigió sólo en un par de ocasiones al público, para un frío "Buenas noches Pamplona" y un curioso "¿Alguien tiene un cigarro, por favor?" a lo que alguno de la primera fila respondió lanzando un paquete de tabaco al escenario. De todas maneras, quedó bastante claro que la gran fama de que Fito y los Fitipaldis han adquirido es cosa de ahora, de unos últimos meses. Mientras las canciones del disco "Lo Más Lejos A Tu Lado" eran coreadas por casi todas las gargantas del pabellón, los temas de los dos primeros disco no contaban más que con un par de cientos de coristas.

En fin, un buen directo, de calidad, mucha calidad sonora, pero apático.